miércoles, 13 de abril de 2011

Influencia en los medios de comunicación en el desarrollo de las organizaciones

Trabajo realizado por Cristóbal Pech, alumno de 6° semestre, Escuela de Comunicación UAC.

Para este ensayo, la influencia de los medios de comunicación será el poder con que intervienen en las sociedades los medios de comunicación, tales como cine, televisión, radio, discurso, fotografía, teatro y otros. El tema se presta para un extenso análisis pero me enfocaré en hablar de la influencia.

La influencia incluye poder, y éste ideología. A decir de Louis Althousser, según Santiago Castro Gómez, la ideología es la lucha por el control de los significados. Los medios de comunicación son simples instrumentos de la ideología, por lo que la influencia de los medios pasa a ser el efecto de la ideología en las sociedades, efecto que se consuma cuando la audiencia actúa a partir de la decodificación de un mensaje recibido, por lo que en mi opinión, el alma de los medios de comunicación es la astucia del emisor, es decir, que la influencia de los medios de comunicación depende de la astucia del comunicador.

Como ejemplo de lo anterior, están los principales acontecimientos coyunturales de la historia, surgidos a raíz del sutil contenido de los mensajes estratégicamente codificados, por inteligencias con intenciones específicas, transmitidos por los medios de comunicación en su momento.
En México, algunos de esos acontecimientos son la independencia, la revolución, la expropiación petrolera y el histórico triunfo de Vicente Fox; alcanzados gracias a la distribución de las ideologías contenidas en los mensajes dirigidos, explotando otra arma poderosa: la opinión pública.

Actualmente, es evidente la búsqueda de la opinión pública, y ésta es la misma arma utilizada para la eficacia de las intenciones. Las organizaciones competitivas están consciente de esto y de su peso como catalizador del éxito; y en este orden, esta especie de "oxígeno social", es necesaria para el posicionamiento y permanencia en las conciencias colectivas, pues una organización o persona se conoce más por lo que hace, que por lo que es.

A partir de la Segunda Guerra Mundial, la tecnología ha mejorado paralelamente a la eficiencia y eficacia de los medios de comunicación -y como prueba de ello destaca la evolución y beneficios del radar cuyas ondas de radio dieron origen a otro medio de comunicación quizás más poderoso: la internet-, de tal manera que la eficiencia de los actuales medios de comunicación es tan innegable, grande, real, importante y evidente como el mismísimo calentamiento global. Y a propósito de mejoras, hoy contamos con tantas opciones que un medio de comunicación puede ser una película ganadora del Óscar o un hombre vestido de canguro corriendo con un mensaje sobre una avenida, con lo que se cumple la afirmación de que "el medio lo hace el mensaje y el mensaje lo hace el comunicador"; con lo que la importancia de quién es el comunicador se convierte en la clave fundamental; el quién del modelo de Harold D. Laswell. Entonces surge una pregunta fundamental: ¿Cómo debe ser el comunicador? Mi respuesta es: excelente; pues el comunicador excelente comunica con verdad, y donde está la verdad descansa el bien. El ejemplo de comunicador excelente lo conocemos, y lo reconocemos en su enseñanza, que nos invita a mirar a los demás como a nosotros mismos: "todo cuanto quieras que te hagan los hombres, hazlo también a ellos" (Mt 7, 12). Bajo esta regla el comunicador podría evaluar su mensaje en sí mismo y considerar si prefiere comunicar por comunicar, o comunicar con sentido.

Los efectos de los medios de comunicación son incontables pero yo destaco uno: una cultura híbrida; donde se comparte lo de todos sin importar de quién sea -efecto de las ideologías-; lo que creo que no es bueno, porque parece que no sabemos quiénes somos, y de seguir en esa línea es probable que lejos de pensar que por generosidad compartir los símbolos de nuestra cultura tal vez estemos tan ciegos que aceptamos los símbolos de otras culturas con lo que la nuestra estaría en riesgo, y lo mismo las que cedan a la dictadura de las opiniones superficiales de muchos comunicadores actuales.

Definitivamente los medios de comunicación son una maravilla, un arma poderosa del que se puede hacer mucho mal o mucho bien, un arma cuyo efecto dependerá de muchos factores, pero de ninguno tanto como del más importante: el perfil comunicador.

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